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revista Toldo 2-2014

Por ello la solución perfecta será la persiana escamoteable de lamas orientables que gozará de todas las ventajas. Podrá desaparecer, escamoteada, por su calidad de corredera, enrollable, etc. pero además, cuando esté extendida podrá orientar sus lamas u otro tipo de elemento para permitir la entrada de luz y conseguir cierta visión del exterior sin mermar su capacidad protectora. La tradicional persiana de librillo que se pliega sobre las jambas del hueco y permite la orientación independiente de cada paquete de lamas o la bellísima veneciana son muestras de esa decantación secular de un diseño cuidadosamente elaborado. Protecciones exteriores En principio cuanto más exterior sea la protección mejor funcionará puesto que el elemento protector siempre absorbe algo de calor y se convierte en un radiador. Cuanto mayor sea la parte de esa radicación que afecte al interior del edificio menos eficaz será la protección. Una persiana exterior, un poco separada y con el trasdós eficazmente ventilado será la más eficaz desde este punto de vista. Si además el material utilizado tiene una baja emisividad, mejor. Los únicos inconvenientes de la protección exterior son los que se derivan de su dificultad de manipulación y los problemas de durabilidad y limpieza que supone la exposición a la intemperie. Los primeros se solucionan con mecanismos que evitan el tener que abrir la ventana para manipular la protección. Los segundos están tomando cada vez mayor importancia pues en la vivienda se pierde el hábito de mantenimiento de los elementos exteriores y en los edificios de uso colectivo se reduce esa actividad para evitar su coste. Protecciones interiores Las protecciones solares interiores sufren dos limitaciones principales desde el punto de vista de su eficacia. A. E n la medida en que la protección absorba calor se convertirá en un radiador en el interior del local. B. L a radiación emitida, siempre de una longitud de onda muy superior a la recibida, no podrá atravesar de nuevo el vidrio. Las ventajas del mantenimiento y conservación de las protecciones interiores sugieren el interés de un estudio más cuidadoso de esos dos inconvenientes. A. E l primer objetivo será que el elemento protector absorba muy poca radiación. Así también emitirá muy poco calor tanto hacia el interior como hacia el exterior y reflejará por lo tanto la mayor parte de la radiación recibida. Serán más adecuados los materiales que además de una baja transmisión de la radiación infrarroja a través de ellos garanticen una escasa absorción. El mejor sería un material opaco a los infrarrojos y muy reflectante. El aluminio pulido se acerca a esta definición. Tiene una reflectividad del 85%, su absorción será pues del 15%. En esas condiciones su efectividad como radiador será muy baja y casi toda la radiación será reflejada hacia el exterior de nuevo. Cualquier otro material de color claro tendrá propiedades adecuadas. Incluso una cortina clara, de buen espesor para reducir la transmisión, será efectiva. B. L a segunda dificultad la plantea el hecho de que la radiación emitida por un cuerpo a baja temperatura tiene una longitud de onda muy superior a la radiación infrarroja del espectro solar. El vidrio no permite el paso de esas ondas y la energía térmica queda atrapada en el interior del edificio. Es el famoso efecto invernadero tan útil para la captación solar pero que aquí tiene consecuencias poco deseadas. toldo técnica 26


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