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Revista Toldo 3

3.3 Las celosías Las celosías son protecciones que interponen cuerpos opacos para limitar la radiación solar que atraviesa el hueco. Desde las celosías de madera de tradición árabe a las de albañilería de algunos edificios industriales la gama de soluciones y matices de luz es infinita. Consideraremos celosías sólo las protecciones con cuerpos opacos que no sean escamoteables. Si lo son las estudiaremos en el punto siguiente como persianas. La principal desventaja de las protecciones fijas es su difícil compatibilidad con la visión hacia el exterior. Por ello sólo se utilizan con una trama muy fina o muy grande. Si la trama es muy fina el ojo, el cerebro, recompone la imagen exterior obviando la malla interpuesta. Es el caso de las celosías árabes tradicionales, que permiten además el desiderata de la cultura mediterránea, el ver sin ser visto. Si la trama es grande a través de cada uno de los huecos se podrá tener una visión suficiente del exterior. La versión moderna de esas celosías árabes se ha querido ver en la fachada del IMA de Jean Nouvel. Unos diafragmas similares a los de las máquinas fotográficas se cierran y abren automáticamente controlados por una célula fotoeléctrica. Todas esas celosías tradicionales suelen ser de malla bidimensional pero la manera más sencilla de graduar la protección y de tener en cuenta el movimiento del sol es el recurso a las lamas orientables. Las celosías formadas por lamas que giran sobre un eje se pueden abrir y cerrar a voluntad. Las lamas se dispondrán horizontalmente en una orientación sur y verticalmente en las este y oeste. Dentro de los materiales de construcción las lamas de madera constituyen la solución más tradicional pero casi siempre se utilizan como persianas escamoteables, sea en forma de venecianas, persianas de cuerda, persianas de librillo. La madera ha sido el material más adecuado para conformarse como lama protectora. Su único inconveniente es el mantenimiento pues exige barnices o pinturas cada dos o tres años. Los modernos tratamientos es posible que nos lleven a reconsiderar las posibilidades de este material por otra parte siempre tan cálido y agradable. Su reflexión dependerá del color del que se haya pintado. Desde el 3% pintado en negro mate al 71% pintado de blanco brillante. Para reducir el mantenimiento, las lamas hoy son de plástico o de aluminio. La altísima reflexión del aluminio pulido hace de este material el preferido tanto para cerrar el paso a la radiación directa como para reflejar luz hacia el interior. Es habitual disponer las lamas con una orientación de 45° y una coincidencia en altura de la parte inferior de cada lama con la parte superior de la siguiente. De esta manera se impide totalmente la entrada directa del sol, se minimiza la reflexión en general y se anula para ángulos verticales del sol superiores a los 45°. La relación con el exterior siempre está limitada por la presencia de las lamas aunque sean orientables. Coderch se lamentaba de que en su edificio de la Barceloneta no hubiese dispuesto de presupuesto para hacer escamoteable toda su fachada de lamas orientables. Las opciones siguen siendo los tamaños muy pequeño y muy grande. Hace unos años se difundió una celosía a modo de finísima persiana metálica de un material llamado Koolshade que permitía una matizada visión del exterior y garantizaba una perfecta protección. Quizás se acerca más a lo que debería ser una celosía en el siglo X la inserción de mallas dentro del vidrio. Se trata de los vidrios fotosensitivos como el Louverre de Corning Glass. Las lamas de 1mm separadas 3mm se sitúan durante el proceso de fabricación del vidrio orientándolas de acuerdo con las exigencias del cliente. Es el vidrio que N. Foster había previsto para el Banco de Shanghai en Hong Kong pero que no llegó a colocar por su excesivo coste. En el otro extremo las grandes lamas son cada vez más utilizadas. Hoy existen ya lamas de serie de hasta 600mm de ancho fabricadas por la casa Llambí, su giro motorizado permite una radical transformación de la imagen de la fachada y una adecuación precisa a las exigencias de la protección solar. El cuadro siguiente ordena las soluciones estudiadas de acuerdo con su coeficiente de sombra. El coeficiente de sombra es un indicador relativo que relaciona cualquier material protector con el vidrio más sencillo. Se obtiene dividiendo el porcentaje de energía transmitida a través del vidrio (85%). Se observa la eficacia de los toldos, incluso los interiores siempre que sean claros y reflectantes. Recuérdense las incompatibilidades de esto últimos con los vidrios protectores. Pero en el momento de tomar decisiones no se olviden los otros aspectos a tener en cuenta: la captación invernal, la visión del exterior y el aprovechamiento de la iluminación natural. Trataremos más específicamente este último punto a propósito de las persianas de lamas. ✦ Ignacio Paricio es arquitecto, catedrático de la UPC, Premio Nacional de Patrimonio Cultural y ganador en dos ocasiones de los premios FAD. toldo técnica 34


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