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Revista Toldo 4-2014

diseñado estas con una sección en forma de triángulo cada una de cuyas caras se ha diseñado con una curvatura adecuada a la orientación del hueco. Esa curvatura asegura que los rayos de sol de verano no entren en el interior del local y sin embargo en invierno permite el paso de la radiación y sus reflexiones. La visión a través de esas lamas fijas es reducida, la transmisión luminosa perfecta. Una sofisticada solución de protección solar inserta entre vidrios es la proyectada por J. Nouvel para el Instituto del Mundo Árabe en París. La protección está formada por unos diafragmas a modo de los que controlan la entrada de luz en las máquinas fotográficas que están movidos por un sistema hidráulico controlado por una única célula fotoeléctrica. La celosía que forman los paneles con los diafragmas de diversos tamaños es bellísima pero la operatividad de un sistema tan sofisticado y ajeno a la voluntad de cada usuario es más que dudosa. Para orientaciones del entorno sur es posible recurrir a lamas fijas con una orientación prefijada que evita el soleamiento de verano y sin embargo permite una visión exterior bastante correcta. Es una solución muy delicada pues puede producir fenómenos de reflexión entre lamas hacia el interior con lo que pierde su efectividad como protección solar y produce deslumbramientos. En todos estos casos el calor acumulado en las lamas, el producido por la radiación absorbida la que no es reflejada ni transmitida, se irradia hacia los vidrios y su evacuación es difícil por el conocido efecto invernadero. Una elección adecuada de los vidrios interiores puede reducir aún más la ganancia térmica interior. La mejor solución es la recuperación de ese calor utilizando ese espacio como retorno del sistema de aire acondicionado como vimos que se había hecho en la Llodys londinense. La evacuación de esa energía térmica, hacia el exterior en verano y hacia el interior en invierno sugiere muchas soluciones interesantes con dobles carpinterías que se pueden utilizar sin mayor alarde tecnológico. En la obra, ya citada, del Telepuerto de Barcelona introdujimos una solución elemental de este estilo en un pequeño cuerpo de acceso. Los grandes acristalamientos fijos exteriores se duplicaban en el interior con unas dobles puertas de luna securizada y de fácil practicabilidad. Entre ambas pieles de vidrio se dispuso una elemental veneciana de plástico. Unas perforaciones en los marcos de aluminio de la carpintería que soportaba los dos vidrios conectaban esa cámara con el “plenum” de retorno del aire acondicionado. Muchos edificios tienen esa cámara protectora climatizada como una envolvente general del edificio. El aeropuerto de Barcelona de Bofill o los edificios de Sainz de Oiza en el Recinto Ferial de Madrid son algunos ejemplos de esa gran cámara. La imagen de este último edificio nos permite decir que los locales habitables forman una caja inmersa dentro de la gran caja exterior que conforma la imagen de todo el edificio. Si los huecos se comunican piso a piso, el movimiento por convección de todo ese aire caliente se puede llegar a controlar dentro de una doble piel formando parte del proyecto de climatización del edificio. Los más modernos están introduciendo esa cámara envolvente de todo el edificio como el lugar donde se controla la relación de los locales habitables con el exterior. Estas son las características de los que hemos dado en llamar “edificios con doble piel”. El calor acumulado por las lamas calienta el aire de esa cámara entre las dos pieles y produce un movimiento de convección. Según los estudios realizados sobre modelos de computador esta convección permite la evacuación del 25% del calor acumulado en la cámara. Aunque hay edificios con este tipo de soluciones desde principios de los ochenta los casos más interesantes se han construido ya en esta década. El Bussines Promotion Centre, construido en 1993 en Daisburg según proyecto de N. Foster & Partners, tiene una hoja exterior de vidrios templados de 12mm fijos a unos perfiles de aluminio colgados de la cubierta del edificio. La hoja interior es un vidrio con cámara y carpintería practicable con rotura de puente térmico. En la cámara se sitúan unas lamas de aluminio perforado cuya orientación se controla con ordenador. Por la parte inferior de la cámara se introduce aire con una ligera sobrepresión que circula entre las lamas, acelera la convección, y sale caliente por lo alto del edificio. No es lugar aquí para exponer el sin número de variantes que la doble piel permite. Este tipo de soluciones está dando lugar a un nuevo tipo de high tech, la de los edificios ecológicos en los que el diseño arquitectónico de todo el edificio intenta minimizar el consumo energético y aprovechar en todo lo posible las condiciones naturales. Forman lo que se llama fachadas inteligentes que merece un estudio particular. técnica 25


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